Breves sobre el Kamishibai en Chile
- Calcetín Literario

- 30 jun
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 20 ago
En la apasionante historia del Kamishibai en Chile, podemos remontarnos a sus orígenes en Japón a fines de la década del ‘20, cuando este arte narrativo itinerante comenzó a ganar popularidad en las calles de ese país. Con el tiempo, el Kamishibai llegó a Chile desde diferentes fuentes vinculadas a la mediación lectora, el desarrollo de idiomas y las artes escénicas, marcando así un camino único en la sociedad chilena.

Desde su llegada documentada en la década de los '80s y de manera intermitente a lo largo de los últimos 50 años, el Kamishibai ha dejado una huella significativa en el tejido cultural chileno, influenciando no solo la forma en que se cuentan las historias, sino también en la manera en que se transmiten valores y se fomenta la creatividad en diferentes espacios. Este arte narrativo ha logrado perfilar un carácter nacional propio a través de talleres impartidos en diversas instituciones y comunidades, enriqueciendo así el panorama cultural del país.
En este contexto, la iniciativa Kamishibai Chile se ha consolidado como un referente en la difusión y promoción de esta forma de narración. A través de la organización del Festival de Kamishibai, Kamishibai Chile ha creado un espacio de encuentro y celebración de este arte narrativo, acercando esta tradición japonesa a un público cada vez más diverso y ávido de nuevas experiencias culturales.
El festival, que se ha realizado en diversas ediciones, ha contado con una programación rica en talleres, narradores orales en vivo y diversas actividades simultáneas, incluyendo stands de editoriales, artistas visuales y tiendas de arte japonés. Este evento ha permitido que niños, jóvenes y adultos se acerquen al kamishibai de manera lúdica e inclusiva, experimentando la magia de este formato de narración oral.
Además del festival, Kamishibai Chile ha impulsado la realización de talleres y actividades educativas en diversas instituciones y comunidades. Estos talleres, dirigidos a niños, jóvenes, docentes y mediadores, buscan entregar los conocimientos del arte japonés de narración oral, incluyendo sus orígenes históricos, la confección de las láminas, técnicas narrativas y materiales complementarios que pueden emplearse durante y posterior a la narración.
Estas iniciativas han permitido que el kamishibai se convierta en una herramienta pedagógica valiosa, fomentando la creatividad, la expresión oral y la comprensión lectora en los participantes.
A lo largo de los años, el kamishibai ha evolucionado y se ha adaptado a los cambios culturales y tecnológicos, pero ha mantenido su esencia como una forma de contar historias que combina imágenes y palabras. En Chile, esta tradición ha encontrado un espacio propio, gracias al trabajo de instituciones, comunidades y organizaciones como Kamishibai Chile, que han contribuido a su difusión y preservación.
Hoy en día, el kamishibai continúa siendo una herramienta poderosa para la educación y la cultura, uniendo generaciones y culturas a través del arte de contar historias.



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