
La fascinante historia del Kamishibai: del Japón antiguo al mundo
De dónde viene y como se construyó esta tradicional disciplina narrativo
El kamishibai, ese pequeño teatro de madera con láminas ilustradas que hoy cautiva a niños y adultos en todo el mundo, tiene una historia tan rica como sorprendente. Aunque muchos lo asocian con un arte milenario, lo cierto es que la forma que conocemos nació en los barrios populares de Tokio hacia 1929. Sin embargo, sus raíces se hunden mucho más atrás, en tradiciones artísticas y narrativas que dieron forma a esta singular manera de contar historias.
De los pergaminos budistas al teatro de papel
En el Japón del siglo VIII surgieron los emaki, pergaminos pintados que se desenrollaban poco a poco para narrar historias. Con escenas religiosas, sátiras o incluso animales que parecían anticipar al manga, estos rollos introdujeron la idea de la narración secuencial con imágenes, base del futuro kamishibai.Más tarde, los narradores etoki llevaron estos relatos a templos y caminos, mezclando palabra e imagen para educar y entretener.

Edo, entretenimiento y “dibujos tontos”
Durante la era Edo (1603–1868), el auge cultural trajo consigo los primeros manga (literalmente “dibujos sueltos o tontos”), libros ilustrados de sátira popularizados por artistas como Hokusai. También aparecieron espectáculos con linternas mágicas (utsushi-e) y títeres de papel llamados tachi-e, que anticipaban la animación. Fue en ese cruce entre teatro kabuki, narración oral y experimentos visuales donde comenzó a gestarse el kamishibai.

El nacimiento del kamishibai moderno
La crisis económica de 1929 impulsó a artistas callejeros a inventar algo nuevo: láminas ilustradas proyectadas en un teatrillo de madera (butai), acompañadas por la voz del narrador, diálogos, efectos sonoros y venta de dulces. Así nació el kamishibai moderno, inspirado tanto en los cuentos ilustrados (e-banashi) como en el cine mudo y sus narradores benshi.En poco tiempo se volvió un fenómeno de masas: hacia 1931 había más de 30.000 narradores en todo Japón. Historias de acción, comedia o melodrama atraían a multitudes infantiles que seguían sagas como Golden Bat, considerado el primer superhéroe del mundo y precursor del anime.

De lo religioso a lo educativo… y a la propaganda
El kamishibai pronto fue adoptado por escuelas, templos budistas e iglesias cristianas como herramienta pedagógica y espiritual. Pero también fue utilizado durante la II Guerra Mundial como medio de propaganda: los gobiernos lo convirtieron en panfleto ilustrado para inculcar valores patrióticos y de sacrificio.

Declive y resurgimiento
Con la llegada de la televisión en los años 50, conocida al inicio como denki kamishibai (teatro de papel eléctrico), los narradores callejeros fueron desapareciendo. Muchos ilustradores migraron al manga y la animación: de ahí surgiría el anime tal como lo conocemos hoy, con personajes como Astroboy. Sin embargo, el kamishibai no murió. Hoy en Japón aún se presenta en bibliotecas, jardines infantiles, museos y templos. Lejos de ser un vestigio del pasado, ha sido reivindicado como un arte analógico, comunitario y profundamente humano.

El kamishibai en el mundo
Actualmente, el kamishibai se practica en los cinco continentes, impulsado por narradores, actores y mediadores de lectura. La International Kamishibai Association of Japan (IKAJA) reúne a cultores de 56 países y celebra cada 7 de diciembre el Día Internacional del Kamishibai, promoviendo la paz y la integración cultural a través de este pequeño teatro de papel.

fuentes: Tesis Magister Kamishibai en Chile - Tamara Reyes Palacios 2023-2024
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