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Kamishibai Contemporáneo

Kamishibai Contemporáneo: un arte vivo en el siglo XXI

El kamishibai nació en las esquinas de Japón a inicios del siglo XX, pero lejos de apagarse con la llegada de la televisión, hoy está más vivo que nunca. Desde Europa hasta América Latina, pasando por África y Oceanía, este pequeño teatro de papel ha encontrado nuevas formas de florecer, adaptándose a escuelas, festivales, bibliotecas y comunidades de todo el mundo.


Un arte global en expansión

En el presente, el kamishibai se practica en más de 50 países, articulados en buena medida a través de la IKAJA (International Kamishibai Association of Japan), que celebra cada 7 de diciembre el Día Internacional del Kamishibai. Este evento ya no es solo un gesto simbólico: cada año congrega decenas de actividades simultáneas en distintos rincones del planeta, desde lecturas en escuelas rurales hasta funciones en grandes festivales de narración.

Los boletines internacionales muestran cómo este arte se ha convertido en un verdadero puente cultural: conecta generaciones, acoge a migrantes, fortalece la memoria oral y ofrece un espacio de creación artística en tiempos de hiperconexión digital.


Asia: raíces que se renuevan

En Japón, el kamishibai sigue teniendo presencia en museos, templos y bibliotecas, pero también en proyectos educativos que lo incorporan como herramienta para desarrollar la expresión oral y la escucha atenta. Algunos templos aún utilizan el formato para transmitir enseñanzas budistas, y no es raro encontrar funciones en festivales locales que buscan rescatar la memoria del barrio.

Otros países asiáticos también lo están adoptando. En Corea del Sur y Taiwán, por ejemplo, se emplea en programas de fomento lector y educación cívica, mientras que en Filipinas se ha incorporado en escuelas rurales como una alternativa económica y cercana para narrar cuentos ilustrados.


Europa: festivales, escuelas y bibliotecas

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Europa se ha convertido en uno de los grandes polos de expansión del kamishibai. En España, el formato se usa en escuelas bilingües para la enseñanza de idiomas y en bibliotecas públicas para actividades de animación lectora. Francia cuenta con editoriales especializadas que producen kamishibai contemporáneo, mientras que en Italia el teatro de papel ha entrado en festivales de narración oral y arte escénico.

Destaca el rol de colectivos como APLIK (Association pour la Promotion du Kamishibaï) en Francia, que no solo publica títulos sino que organiza encuentros internacionales de narradores. En Alemania y Bélgica, por su parte, las bibliotecas lo han integrado como recurso para trabajar con niños migrantes, donde la imagen se convierte en un lenguaje universal para comunicar historias más allá de las palabras.


América Latina: diversidad y creatividad
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En nuestro continente, el kamishibai ha encontrado un terreno fértil. En Chile, narradores, editoriales y mediadores de lectura lo utilizan tanto en escuelas como en bibliotecas comunitarias. El Festival Internacional de Kamishibai Chile (FICK) reúne cada año a narradores de distintos países y ha permitido mapear la creciente red de intérpretes locales.

En Argentina y México, el kamishibai se utiliza como recurso pedagógico para trabajar valores de inclusión y memoria histórica. En Colombia, narradores orales lo han incorporado a festivales de cuentería, y en Brasil aparecen experiencias híbridas que mezclan el kamishibai con música en vivo, danza y artes visuales.


África y Medio Oriente: kamishibai como puente social
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En África, el kamishibai comienza a ser explorado como herramienta comunitaria. En países como Marruecos o Senegal, narradores lo han llevado a proyectos de alfabetización y mediación intercultural. Allí, las láminas se convierten en un recurso accesible para transmitir historias locales y al mismo tiempo abrir diálogos con tradiciones de otros continentes.


En Medio Oriente, destacan experiencias en Turquía y Líbano, donde el kamishibai se usa con poblaciones infantiles desplazadas por conflictos, sirviendo como espacio de escucha, resiliencia y juego.



Tendencias contemporáneas

A partir de estas experiencias se pueden reconocer varias tendencias del kamishibai contemporáneo:

  • Educación: sigue siendo una de sus principales funciones, especialmente en programas de enseñanza de idiomas y alfabetización.

  • Migración e inclusión: en comunidades con diversidad cultural, el kamishibai ayuda a tender puentes más allá de la lengua.

  • Creación artística: muchos ilustradores y narradores están produciendo nuevos títulos originales, con técnicas gráficas diversas que van del collage a la ilustración digital.

  • Festivales y redes: cada vez hay más encuentros internacionales, que consolidan al kamishibai como un arte escénico contemporáneo, no solo como recurso educativo.

  • Resistencia cultural: en un mundo digitalizado, el kamishibai ofrece una experiencia análoga, cercana y comunitaria.


Un arte para el siglo XXI

El kamishibai ha demostrado que no pertenece al pasado. Es un arte vivo que sigue reinventándose, que combina lo íntimo con lo colectivo y que ofrece algo muy valioso en estos tiempos: la posibilidad de detenerse, escuchar y compartir historias en comunidad.

Hoy, más que nunca, el pequeño teatro de papel se ha convertido en un escenario global.

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Kamishibai Chile

Red colaborativa de difusión y divulgación del Kamishibai en Chile

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